jueves, 8 de marzo de 2012

Miedo a Hablar en Público


Todos en algún momento de nuestra vida hemos experimentado esta sensación, ese nudo en la garganta que suele ir acompañado de una sensación de angustia, sudoración y taquicardia. Con el paso del tiempo y la experiencia esta sensación se suele ir controlando. En este post intentare explicar de forma sencilla de donde proviene ese miedo y lo que es mas importante, cómo podemos controlarlo.
Al dirigirnos a una audiencia nos aborda una sensación de incertidumbre que se traduce en una serie de amenazas o miedos, seré capaz de hacerlos bien, de estar a la altura, de transmitir la información, de influir en la audiencia, y sobre todo el súper temidísimo miedo a “quedarse en blanco”… Debemos ser capaces de controlar esos miedos, es más, debemos de intentar aprovecharlos. El miedo controlado no es algo malo, incluso puede llegar a ser una ventaja porque nos hace estar en alerta y aumenta nuestra capacidad de respuesta.
La clave para superar estos miedos radica en la preparación. Conforme mas conocimiento tengamos sobre el tema a exponer y cuanto más preparada tengamos la presentación, menos incertidumbre tendremos y por lo tanto nos sentiremos mas seguros rediciéndose nuestro nivel de miedo ante la exposición. Por consiguiente, podemos afirmar que como casi todo lo importante en esta vida, el miedo a hablar en público se vence trabajando.
Son muchas cosas que debemos de tener en cuanta al preparar una presentación: ¿Qué tema trataré? ¿A quién va dirigido? ¿Duración? ¿Lugar y medios? ¿Cual será el contenido y la estructura de la ponencia?...etc.
Un buen comienzo puede ser tratar de conocer lo mejor posible al publico que asistirá a nuestra exposición, conocer aspectos como: que les interesa, valores, situación de animo, pertenencia a un colectivo, nivel cultural, edad, aficiones o su grado de receptividad ante el tipo de mensaje que queremos transmitirle, nos ayudaran a adaptar mejor nuestra exposición a sus características y así podremos lograr establecer ese hilo conductor que haga que cale en ellos nuestro mensaje.
* Para ganarse al público nada mejor que saber empatizar con él, saber como sienten y que les motiva.
Otros puntos que también debemos tener claros antes de empezar a elaborar el contenido de nuestra ponencia son: conocer las características del lugar, con que medios técnicos contaremos, el número de público asistente y el tiempo estimado de la presentación. Después de conocerlos ya tenemos toda la información necesaria para poder preparar la exposición.
Parar estructurar nuestra exposición debemos tener claro cual es el fin que se persigue con ella, si es meramente informativo o si pretendemos influir en la actuación futura del público asistente, atendiendo a este fin estructuraremos el contenido de la ponencia. Un ejemplo, imaginémonos que queremos vender un artículo un orden lógico podría ser: explicar las características del producto, valorar las ventajas e inconvenientes terminar haciendo hincapié en sus beneficios. Sin embargo si el motivo es buscar solución a un problema podríamos estructurarlo de la siguiente manera: exponer el problema, sus causas, sus consecuencias, las posibles soluciones y terminar con el planteamiento de un plan de acción.
Lo que es común a toda exposición es su estructura básica:

  1. Inicio de la exposición: es importante empezar captando la atención de la audiencia, para ello podemos usar, siempre que sea oportuno, recursos como: las anécdotas, citar a un personaje, estadísticas, una pregunta retórica, o expresar los beneficios que se pueden esperar de la exposición. Es importante que el inicio incluya una breve y concisa presentación de los puntos que trataremos y marcar en ella las reglas del juego con los asistentes.
  2. Desarrollo de cada punto: Intentando ser claros y adecuarnos a los intereses del auditorio. Debemos tener cuidado en la transición de un punto a otro e intentar en la medida de lo posible ir haciendo pequeños resúmenes que asienten los mensajes clave.
  3. El cierre: Es el ultimo punto de la exposición, este momento es muy importante, piensa que la gente recuerda mejor el principio y el final de una intervención, por lo tanto debes ser muy concreto y dar énfasis en las conclusiones alcanzadas.

A lo largo de nuestra exposición o al final podemos establecer turnos de preguntas, estas también pueden y deben ser preparadas, no estoy diciendo que tengamos que saber lo que nos van a preguntar, sino que si conocemos el tema y a los asistentes podemos estimar con facilidad cuales pueden ser el carácter de estas preguntar y debemos estar preparados para saber contestarlas. Piensa que puede ser la última oportunidad que tenemos de conseguir el objetivo marcado con la exposición.
¿Y si no sabemos responder a la pregunta?, no te preocupes, intenta ganar tiempo, puedes conseguirlo de varias formas, pidiéndole al que pregunta que de mas detalle acerca de la pregunta o reformúlasela al publico asistente pueden ser alguna de ellas, y mientras tanto trata de asociarla a tus conocimientos, y si aun así no eres capaz de responder no pasa nada, nadie espera que el ponente pueda saberlo todo, mantén una actitud positiva y exprésale que en este momento no puedes darle la respuesta mas adecuada y comprometerte a buscar la información y hacérsela llegar, pero después cúmplelo. El público recordará más la actitud al responder que el contenido en si de las respuestas.
La expresión corporal también es importante, utilizar la mirada para establecer contacto visual con la audiencia es vital para lograr que esta se implique con lo que estamos diciendo. Para esto podemos usar la técnica “faro” que consiste en recorrer la sala con la mirada parándonos unos segundos en cada asistente, de esta manera todos sentirán que les hablamos a ellos. Pero si la sala es demasiado grande, mejor divídela por sectores y ve rotando la mirada por cada conjunto.
Gesticular puede ayudar a reforzar el mensaje pero si nos sobrepasamos obtendremos el efecto contrario, el  mejor truco es sentir lo que decimos e intentar trasmitírselo con naturalidad.
Trata de no meterte las manos en los bolsillos, cruzar los brazos o juguetear con algún objeto, esto muestra nerviosismo y además puede distraer al público.
Si la situación lo permite puedes moverte por el centro de la sala, y si te quedas estático en una posición trata mantener adelantado uno de los pies, de esta manera proyectaras mejor la voz.
No mantengas un ritmo de monotonía en la voz, intenta que sea variado y poner énfasis en lo mas importante.
Los medios audiovisuales son un instrumento muy interesante para hacer llegar y conseguir fijar un mensaje a la audiencia, pero no suplen un el discurso del orador por lo que no debemos abusar de ellos
Una buena técnica que podemos utilizar al inicio de nuestra exposición es la técnica del “peñón” que consiste en situarte de pie frente al auditorio con las piernas ligeramente entreabiertas y sin moverse, esta posición muestra solidez y fortaleza y es ideal para iniciar la charla. Y si no conseguimos que la gente guarde silencio y preste atención, podemos utilizar la técnica del “pulso” que consiste en, estando en posición de peñón, guardar silencio y mirar hacia la zona en la que algunos asistentes continúan hablando, por lo general al percatarse no tardan en incorporarse al silencio general.
Espero que este repaso y estos trucos os sean útiles la próximas vez que tengáis que enfrentaros a este miedo.

1 comentario:

  1. Enhorabuena por el artículo, me ha resultado muy interesante y muy práctico, pues explica todas las tácticas que hay que tener en cuenta a la hora de enfrentarse a una charla en público sobre un tema de interes y pienso que esto es algo que muchas personas desconocen y que al describirlo en este artículo podran tener a su alcance estos increibles trucos.
    De nuevo felicidades por el trabajo!

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